Acumulación de cerumen:
Las glándulas del canal auditivo producen cerumen continuamente. A veces, el cerumen se acumula en el canal auditivo y, en algunos casos, puede bloquearlo totalmente. Esto sucede a menudo con el uso de audífonos, ya que el molde o la carcasa tienden a comprimir el cerumen en el canal auditivo, lo que puede provocar que se formen tapones. Los tapones de cera pueden reducir substancialmente la audición y ser muy molestos para la persona que los tiene.
Normalmente, se pueden disolver los tapones de cerumen con un ablandador del cerumen. Si no es posible eliminar el tapón de este modo, la persona afectada deberá acudir a un profesional, un otorrino o un médico general, para que éste se lo extraiga. Si una persona sin la formación adecuada intenta retirar el tapón con un bastoncillo de algodón, esto puede provocar que se irrite el canal auditivo, que el tapón acabe siendo más compacto o que se dañe el tímpano.
Otitis media:
La inflamación del oído medio (otitis media) es un problema muy común, especialmente en niños. La otitis media puede ser aguda o crónica. Normalmente, la otitis media aguda se debe a una infección en la faringe, desde la cual se propagan las bacterias al oído medio a través de la trompa de eustaquio. La otitis también puede ser crónica, cuando está causada por una perforación permanente en el tímpano o por colesteatoma. La otitis media crónica no suele causar dolor, pero viene acompañada de un olor desagradable proveniente del oído. La otitis media crónica es tratada por un médico otorrino.
La otitis media serosa, por su parte, es una acumulación de secreción en el oído medio, por lo que se la suele denominar otitis media secretora. Ésta se puede desarrollar como causa de una otitis media aguda que no ha sido curada por completo, o de una disfunción de la trompa de eustaquio.
Colesteatoma:
Las pérdidas auditivas hereditarias pueden estar presentes al nacer el bebé o se pueden desarrollar más tarde. Normalmente, las pérdidas auditivas hereditarias son progresivas, por lo que se requiere que los audífonos proporcionen una amplificación cada vez mayor a medida que pasa el tiempo.
En los últimos años se han hecho progresos importantes en la identificación de los genes que causan las pérdidas auditivas hereditarias. Casi todas las tipologías de pérdida auditiva tienen un componente hereditario. Por ello, una persona puede tener predisposición a desarrollar un tipo de pérdida auditiva concreta.
Otoclerosis:
La otosclerosis es una enfermedad del oído medio. La otosclerosis es una afección causada por el crecimiento óseo que tiene lugar alrededor del estribo (osificación), que resulta en que los huesecillos se quedan fijados gradualmente, dificultando la transmisión de las ondas sonoras desde el tímpano hasta el oído interno. Si el crecimiento óseo se extiende hasta la cóclea, la pérdida auditiva puede tener un elemento neurosensorial.
Con frecuencia, se puede mejorar la audición de una persona con otosclerosis mediante una intervención quirúrgica.